martes, 2 de octubre de 2012

Isla de Pascua: ¿advertencia o premonición?

La Isla de Pascua, llamada por sus primeros pobladores Rapa Nui, se encuentra en el Océano Pacífico, podría decirse que en medio de la nada, a 3.500 kilómetros al oeste de la costa de Chile, país del que depende administrativamente, y a 2.000 al este de las islas más cercanas, probablemente de las que partieron sus colonizadores. 5.500 kilómetros de océano interrumpidos por este territorio de 164 kilómetros cuadrados, formado por tres volcanes ahora extintos.

Se estima que entre los años 800 y 1200 los polinesios llegaron a la isla y se establecieron en ella, con la intención de aprovechar sus abundantes recursos. Rapa Nui era un lugar lleno de bosques, aves y pesca.


La Isla de Pascua es famosa, fundamentalmente, por los moái, las enormes estatuas de piedra repartidas por toda su superficie. La característica que más llama la atención de estas figuras es el enigma que las rodea, ya que fueron talladas en el centro de la isla, en la cantera de donde se extraían las piedras, para posteriormente ser trasladadas a todos los rincones.

La costa conserva algunos moái en mal estado, afectados por cientos de años de intemperie, temporales y tsunamis (@Dan Lundberg, Flickr).


El misterio es una de las cosas que más gusta al ser humano. En este caso, una civilización de hace cientos de años, sin ningún tipo de tecnología moderna siquiera para su época (no disponían de animales de tiro ni de ruedas), fue capaz de construir y mover unos colosales monumentos de una manera que hoy en día seguimos sin conocer ni imaginar. Esto ha dado pie a cantidad de teorías que, naturalmente, han traspasado las fronteras lógicas y han llegado a sugerir complicadas ficciones protagonizadas por dioses, seres mitológicos o alienígenas.

Pero lo peor de este misterio humano es que ha escondido el verdadero enigma, que probablemente tenga una solución bastante más fácil de encontrar: por qué en la fértil Isla de Pascua emergió una próspera civilización que terminó sucumbiendo de repente y de una forma descontrolada. La respuesta a esto no está en misteriosos seres ni en fuerzas paranormales, sino en algo mucho más sencillo: el medio ambiente. Lo que acabó con la civilización rapanui no fue otra cosa que el desarrollo sin control, el agotamiento de los recursos, la deforestación, en definitiva, destruyeron su medio ambiente y eso les impidió seguir adelante.

Las teorías sobre cómo movían los moáis de un lado a otro de la isla siguen siendo variadas y ninguna sabe si se acerca a la realidad. Por el contrario, sobre el fin de la civilización no hay tanta controversia: existen dos ideas fundamentales pero ambas centradas en el agotamiento de los recursos.

Los frondosos bosques dieron lugar a un paisaje mucho más sencillo, sin apenas recursos (@marcov8, Flickr).
La primera es la más sencilla, la que primero se nos viene a la cabeza con los conocimientos y la información que tenemos hoy en día: los rapanui se comieron toda la comida, cortaron todos los árboles, mataron a todos los animales y se quedaron sin nada.

La segunda teoría, más aceptada actualmente, dice que en realidad fue un problema de especies invasoras. Esta sugiere que los polinesios trajeron consigo algunos animales, como ratas o gallinas. A pesar de que los primeros pascuenses incluían las ratas en su dieta, los roedores no tenían más depredadores y, como en el caso de los conejos en Australia, terminaron por convertirse en una plaga letal que se alimentaba de las semillas de las palmeras y los huevos de las aves, haciendo imposible la pervivencia del ecosistema natural.

El problema, en este segundo caso, no habría sido la destrucción de la masa forestal de la isla de Pascua, sino la imposibilidad de los árboles de regenerarse, de convertir en sostenible el desarrollo de los nuevos habitantes. Esto sugiere que los colonizadores no habrían acabado con todos los recursos por su soberbia y su consumismo exacerbado, sino que las ratas habrían tirado por tierra la responsable prosperidad de los rapanui que, según las nuevas pruebas encontradas, podrían haber sido los pioneros de la agricultura ecológica.

Los aproximadamente 5.000 habitantes que tiene hoy en día la Isla de Pascua sobreviven fundamentalmente del turismo (@Dan Lundberg, Flickr).
¿Qué teoría será la correcta? Posiblemente ninguna, como siempre. La historia debió ser una mezcla de todas las opciones que se nos ocurren y lo más probable es que los conquistadores no fueran capaces de gestionar los recursos de la isla y que el efecto de las ratas como especie invasora fuera una mano al cuello para las aspiraciones de los polinesios.

Este ejemplo habla de una isla sin muchas opciones para solucionar sus problemas de abastecimiento (hace mil años, ya que ahora dispone de un aeropuerto internacional y una variada oferta de turismo), pero el caso de la Tierra en su conjunto es diferente. Si los rapanui hubieran podido elaborar un plan de exterminación de las ratas, otro de repoblación de árboles y una estrategia general de desarrollo sostenible tal vez hubieran podido mejorar la situación.

Lo que ocurrió en la isla de Pascua no es más que una representación a escala y a cámara rápida de lo que ha hecho el ser humano en la Tierra desde que llegó. ¿No creéis? Descubre un mundo de abundancia, un paraíso, empieza a gastarlo, a derrocharlo, comete errores que aceleran su destrucción y, cuando esta se ha consumado, no le queda más opción que mirar atrás y preguntarse cómo ha ocurrido.

¿En qué punto de la catástrofe medioambiental de la isla de Pascua se encuentra el planeta? ¿Estamos a tiempo?


No hay comentarios:

Publicar un comentario

El progreso era volver al carbón

El verano de 2015, que ha batido records de altas temperaturas y cielos despejados en España, ha visto cómo repuntaba el uso de carbón, un...